Si te diagnostican una grave
enfermedad es normal estar preocupado
incluso sobre el efecto que eso puede suponer en tu familia. Afrontarlo
de forma saludable es un reto importante para ti y tu entorno.
Es necesario generar una forma de
comunicación que haga participe a tu familia del proceso que estás
experimentando, con cada cual según su edad y su disposición. A medio plazo,
estrategias que eviten afrontar la enfermedad, suelen volverse en nuestra
contra. Mira de frente la situación, reconociendo las pérdidas, las
limitaciones y las emociones que éstas suscitan. Procesar las emociones implica
reconocerlas y expresarlas ante la persona adecuada.
Hay que entender que eres una
persona que tiene una enfermedad y no un
enfermo. Esta posición resulta ventajosa para dar los siguientes pasos.
Resulta útil ser parte activa en
el tratamiento. Conocer y valorar las diferentes alternativas y participar en
la toma de decisiones.
También, tras reconocer y aceptar
los cambios sufridos, verlo como una
transición más de las muchas que se dan
a lo largo de la vida. En este caso, puede suponer vivir con limitaciones, pero
eso no elimina la posibilidad de dirigir nuestra vida y orientarla según lo que
para nosotros resulte importante.
Por último, queremos compartir
contigo distintas herramientas que podrían servir para establecer estrategias
de afrontamiento saludables: mantener un optimismo realista, vitalizar el apoyo
familiar y social, el uso del humor, dar cariño, y permitirte recibirlo, mantener
metas cercanas,… y en definitiva, activar todos los recursos posibles para
dotar a la vida de la mayor calidad posible.
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