Si tienes familiares cercanos que están en el paro y lo están pasando muy mal, es seguro que te gustaría ayudarles, pero desgraciadamente, la economía es precaria para todos y te puede ser difícil. Pero siempre hay algo que podemos hacer.
Que personas cercanas a
nosotros sufran el paro con toda su crudeza nos produce un gran malestar y es normal sentirnos impotentes
cuando lo que nos gustaría sería poder encontrar soluciones eficaces y duraderas para
manifestar nuestra ayuda. Pero esto no siempre es posible y el primer trabajo a
realizar es sobre nosotros mismos, reconociendo y
aceptando nuestras limitaciones. Pero esto no quiere decir que no podamos hacer
nada, muy al contrario.
Nuestro
papel se manifiesta entonces muy importante como apoyo social, fundamental en
el afrontamiento de situaciones estresantes tan difíciles como es el desempleo
prolongado. En este momento se modifica enormemente la red de relaciones y es
de suma importancia ofrecernos como una referencia cierta, cercana y estable,
ser la persona con la que pueden contar.
Es
importante acoger las emociones vinculadas a su situación. Dependiendo de la
persona y las circunstancias podemos encontrar culpa, vergüenza, frustración,
impotencia, miedo, rabia … Todas ellas han de ser atendidas, la persona
afectada necesita reconocer y expresar estas emociones, reconociendo aquello
que su situación laboral le genera.
Ha de
reconocerse como parte de un momento social difícil y que va a necesitar
apoyarse en recursos externos; en tu situación, acompañarles a diferentes
organismos y ayudarles en su búsqueda de empleo, les está facilitando no
sentirse aislados y solos.
Un
riesgo importante es quedarse estancado en situaciones de aislamiento y/o
depresivas. Podemos ayudar a planificar las acciones, a retomar o a modificar
relaciones sociales. Son momentos de “reconstruirnos”, de asumir la responsabilidad de introducir
cambios, de reconocernos útiles y de dotar a la vida de sentido.
Evidentemente,
nuestra dimensión laboral es muy importante, tanto que en ocasiones parece la
única, pero no deja de ser una visión limitada de nosotros mismos.
Por
último, es necesario desarrollar un optimismo realista, que ofrezca la visión
de una búsqueda de empleo posible, ajustada a un mercado laboral complicado.
Esta actividad, mantenida en el tiempo, acompañada de la búsqueda de funciones
sociales satisfactorias, podría resultar un complemento fundamental para esa
“reconstrucción” que no deja de ser un cambio en la perspectiva con la que
vemos la vida.