Cuando fallece la pareja de un anciano, la pérdida
sobrevenida para el cónyuge es doble. Por un lado la falta de su ser querido y
por otro la pérdida de su vida tal y como la venía desarrollando tras muchos
años. El anciano debe hacer frente a una nueva realidad, abordar cambios en su
rutina de vida e incluso enfrentarse a la soledad, todo ello en un momento
vital en el que ya no es fácil afrontar los cambios. Pueden tener sensación de
pérdida del sentido de sus vidas.
Para conocer como está transcurriendo el proceso de duelo
de nuestras personas mayores deberemos tener en cuenta ciertas características
específicas. Suelen expresar las emociones de forma menos intensa, aunque no por ello lo lamenten
menos. Insisten en declarar falta de interés por vivir, quejas físicas e
incremento de las dolencias en general; puede haber un mayor cansancio e
incluso que aparezcan enfermedades oportunistas. Expresan una mayor hostilidad
e irritabilidad y se enfadan más fácilmente. Es normal, la vida les acaba de golpear
y están enfadados con el mundo, pagándolo con los que le rodean. El anciano
puede mostrarse más retraído socialmente y no querer incorporarse a las
actividades cotidianas que habitualmente desarrollaba, con tendencia a aislarse
y abandonarse. Es un intento de negar la pérdida y no incorporarse al proceso
de adaptación a la pérdida. Es muy
importante que aprendamos a reconocer esta sintomatología de la aflicción aguda
para facilitarles el proceso de duelo y así prevenir estas complicaciones de
desesperanza o de dependencia incapacitante.
Para apoyarles debemos hacerles ver lo importante que son
para nosotros y lo mucho que les necesitamos. Recurrir a valores importantes
para ellos, como su rol de madre o padre, aprovechando el sentimiento de deber de ayuda a los hijos en
circunstancias difíciles. Solicitar su
apoyo para vuestro propio proceso de duelo.
Darles motivación para querer vivir
haciéndoles sentirse útiles y necesitados. Por ello recomiendo que les
pidamos ayuda en todo aquello que todavía tengan capacidad para ofrecernos:
compañía, comidas especiales, cuidado de nietos, costura, recados, compras,
etc. Que comprendan que aún les necesitamos, que sería muy duro perderles a
ellos también y que aún son alguien muy importante en vuestras vidas con un
papel que cumplir.
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